viernes, 2 de octubre de 2015

SANAR



"Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras,
te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías.
Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello,
pero tampoco dejarás que tus errores se repitan"- Paulo Coelho







Para sanar las heridas y volver a empezar, es necesario desprenderse del peso del reproche, tanto hacia nosotros como hacia los demás.



Todos hemos dicho o pensado en alguna ocasión: “Esto no te lo perdonaré nunca”


Así, suponemos que el principal daño se lo estamos haciendo a la otra persona. Pero el único y mayor daño nos lo hacemos a nosotros mismos, ya que, para no perdonar, necesitamos recordar permanentemente aquello que nos hirió, juntando rabia, desilusión, frustración y resentimiento. De este modo, si no nos olvidamos de lo que nos hirió, nuestra vida se convierte en una acumulación de emociones negativas que nos impiden crecer. Lo mismo sucede si el error lo cometimos nosotros y no dejamos de reprocharnos constantemente el haber hecho o dicho algo incorrecto, ya que esto nos impide la posibilidad de salir de la tristeza en la que nos metimos.


Aprender a perdonar y a perdonarnos es la única manera que tenemos de dejar atrás una mala experiencia y empezar de nuevo. Perdonar nos libera de la carga de sostener permanentemente la herida abierta y nos ayuda a construir el presente sin las sombras de un pasado doloroso. Perdonar es dejar atrás el dolor y mirar hacia delante con ilusión, confianza y seguridad.  Nada es imperdonable. Pero no se trata de perdonar por perdonar ni poner la otra mejilla.


Perdonar es atrevernos a poner un punto final a la situación, entendiendo que hay circunstancias que pueden ser reparadas y en las que el vinculo puede continuar, mientras que en otras no es posible ni lo uno ni lo otro, lo que implica dejar atrás lo que teníamos. Y si bien esta es la decisión que resulta más difícil de tomar, también es la más sana.


El perdón es una expresión de amor. El perdón libera de ataduras que amargan el alma y enferman el cuerpo. Muchos de nuestros intentos de perdón fracasan pues confundimos esencialmente lo que es perdonar y nos resistimos ante la posibilidad de empequeñecer los eventos ocurridos u olvidarlos.


El perdón no es olvido, no es olvidar lo que nos ocurrió. No significa excusar o justificar un determinado evento o mal comportamiento.


No es aceptar lo ocurrido con resignación. No es negar el dolor. No es minimizar los eventos ocurridos. No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes.

Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó.Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.


Creemos erradamente que el perdón debe de conducirnos inexorablemente a la reconciliación con el agresor. Pensamos que perdonar es hacernos íntimos amigos de nuestro agresor y por tal motivo lo rechazamos No implica eso para nada, el perdón es UNICAMENTE PARA TI y para nadie más.
No hay que esperar que la persona que nos agredió cambie o modifique su conducta pues lo más probables es que ésta persona no cambie y es más, a veces se ponen hasta peor. El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó.


La falta de perdón te ata a las personas desde el resentimiento.Te tiene encadenado. El perdón se debe de realizar "sin expectativas" sin esperar que nada suceda. Si esperamos que el agresor acepte su error, estaremos esperando en vano y gastando nuestro tiempo y nuestras energías en una disculpa que jamás llegará. Si estamos esperando esta reacción, luego de haber perdonado, pues realmente no perdonamos de corazón pues seguimos esperando una retribución, un resarcimiento. Entonces no hemos perdonado, y quien tiene el control de nuestra vida es el EGO. EGO que quiere a toda costa castigar o cobrar al agresor.


No existe nada ni nadie que pueda resarcir el dolor ocasionado en el pasado, el pasado no tiene cómo ser cambiado. Ningún tipo de venganza o retribución podrá subsanar los momentos de tristeza y desolación que vivimos, lo mal que nos sentimos. Al esperar una disculpa, que se acepte el error; nada de eso cambiarán los hechos, lo ocurrido en el pasado, sólo estaremos queriendo alimentar nuestro ego, nuestra sed de justicia mal enfocada.


La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes. El perdón es una declaración que podemos y debemos renovar a diario.
Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.

Perdonando desde nuestro corazón, logramos mirar los hechos tal y como sucedieron y luego decidimos dejarlos ir, dejarlos en el ayer. Aceptamos que somos APRENDICES. Que la lección ya se encuentra aprendida y que hemos logrado vencer las circunstancias negativas que nos tocaron vivir.


No podemos pasar el resto de nuestra vida recordando y sufriendo por lo que nos hicieron, no detengas tu vida por un error. ¿Difícil? Difícil es perder tanto tiempo en el dolor.


Sana tus heridas… Olvida lo que pasó… Y por favor sigue adelante.  

1 comentario:

  1. Me encanto el artículo. El perdón en esencia tiene que ser egoísta, porque el primero que va a disfrutar ese sentimiento de libertad eres tu; y probablemente el único, pues puede que la otra nunca se entere. Así que el perdón es el único regalo del mundo que su esencia es recíproca, hasta desequilibrada, pues aunque no siempre te sentirás bien tratando de darlo, en el mismo instante amaras recibirlo, en ese instante cuando te das cuenta que el regalo era para ti.

    Felicitaciones Cami, aunque si dejas de escribir "Esto no te lo perdonare nunca"...

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